Después de haber pasado todos los días anteriores en la naturaleza más
salvaje de Foz de Iguazú, pasamos la frontera entre Argentina y Paraguay con un barquito que
transportaba autos hacia la Ciudad del Este.
El lugar más barato de toda América del sur casi
imposible salir sin comprar algo que, en ese momento, te parece muy útil e
indispensable. Pasamos algunas horas preguntando los precios de las cosas que
necesitábamos conteniendo la gana de
aprovechar de esos precios tan bajos. Salimos orgullosos de haber resistido y haber
llevado sólo lo que establecimos.
El viaje hasta Asunción fue una pelea
continua con la policía que, en cada control (que son muchos) intentaba sacar
dinero inventando ley y reglas para hacerte sentir culpable y regalar algunos Guaraní para poder seguir. En el único control policial que no les dio tiempo de pararnos, se transformó en una persecución y detención estilo película gringa. Vimos pasar
el carro de la policía a toda velocidad y pararse con una maniobra trasversal
frente a nosotros como si éramos terroristas adentro de un carro payaso. Fue
todo inútil…salimos de esta pelea sin sacar un centavo.
Llegamos a Areguá, un pueblo cerca de Asunción, a una linda casa de una amiga de una amiga de nombre Hebe y sus 3 hijos. La iglesia se veía como una astronave para el viaje interestelar.
El días después fuimos a hacer compra a una finca biológica estilo self-service cerca
de su casa en un hermoso día soleado.
Pasamos tres lindos días en Paraguay comiendo comida típica, volando de amig@ en amig@ y haciendo
una función en el albergue de desalojados por la lluvia. Agradecemos a Rakel, Hebe, Tina,
Levi, Merlin, Tai, Thomas, Frida, Maxi , Blanqui, Francesca y su hermosa Familia. (también los que siempre se nos
olvida el nombre)
El día de salida fue dejar atrás la “civilización” y entrar
en la realidad del Chaco. Una zona desértica llena de polvo, comunidad e historia.
Nico encontró un arbol embarazado como ella.
Rellenamos todos los bidones de gasolina y salimos con más de 110 litros de por
la larga y recta carretera paraguaya.
En el medio del desierto encontramos un connacional italiano Andrea Ruffini un genio de los audiovisuales, que nos dio hospedaje, comida y muchos consejos sobre el arte de capturar imágenes hermosa.
Demoramos 2 dias para hacer los últimos 120 km que separan la parte sin asfalto del Cacho hasta la frontera Boliviana listos por afrontar una nueva frontera rumbo a Cochabamba.
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