EN EL LUGAR OPORTUNO, EN EL MOMENTO OPORTUNO
Dicen que durante todo el año Lima esté envuelta en una espantosa neblina al estilo londinés. Tal vez sea así, pero la diosa del viaje decidió traernos acá justo durante las pocas semanas del año (entre diciembre y febrero) en que Lima logra sacudirse el gris y el smog. Eso, el hecho de estar en el barrio más fresa de la ciudad (*cheto, *pijo) y algunas mujeres ángeles que aquí nos cuidaron nos hizo disfrutar mucho de nuestra semana limeña.
PUNTOS DE VISTA
Si hubiéramos llegado al extremo de la inmensa periferia de Lima, tan lejos del centro y de los ojos de los turistas que uno se olvida hasta de su existencia, probablemente ahora tendría una opinión totalmente diferente de esta ciudad. Pero no fue así. La diosa del viaje decidió que teníamos que llegar a la calle Colón, en el barrio Miraflores, a tres cuadras del malecón. Miraflores es un barrio exclusivo, en un promontorio que mira hacia el océano; o tal vez es el océano él que mira anonadado a todo estos rascacielos y se refleja en los vidrios de los departamentos de lujo, sus arquitectura modernas con una impresionante vista hacia el mar, jardines llenos de flores desde donde mirar la puesta del sol sobre el agua. Me jode admitirlo pero lo encontramos realmente bello. Nos llegó a gustar hasta Lancomar, un centro comercial con un vista oceánica de donde puedes observar la apuesta del sol comiendo comida chatarra. Descaradamente burgués y ordinario...pero nos gustó!
LIBRE EMBAJADA DE ITALIA EN LIMA
En Miraflores fuimos huéspedes por algunos días en el bello departamento de Sara y Josefina, dos amigas italianas. Ambas trabajan para ongs, su casa también es su oficina y se pasan los días escribiendo informes de proyectos y contabilizar facturas. Viven en simbiosis, una cocina y la otra friega los trastes, una agarra los cigarros y la otra el encendedor. Por el día se sientan frente a sus respectivas computadoras, se ponen audífonos en las orejas (aunque escuchan la misma música) y trabajan todo el día; hasta comparten la misma contadora que se sienta entre las dos y lleva la contabilidad del proyecto de una y de la otra; luego, en la noche, se tumban en su sofá real y juntas miran en internet el último capítulo de una telenovela italiana. Ellas, Massi y yo hicimos un combo italiano sin desperdicio, una libre embajada de Italia en tierra limeña, que poco faltaba para que pusiésemos queso parmesano en el ceviche. Lastimosamente ambas tuvieron que salir de viaje pero... dejarnos su casa en nuestras manos! Gracias chicas!
DAME LA HORA
En Lima - por lo menos ahora que es verano - es impresionante ver la cantidad de gente que pasea por la noche: son las 10pm y todas las tiendas están abiertas, acorraladas por miles de clientes. En los parques hay conciertos, espectáculos y música gratis y puedes ver señores veteranos en camisa de lino, en un raptus de éxtasis musical, menear el pelo canoso al ritmo de Light my fire.
A las 11pm hay literalmente más tráfico que a las 7 de la tarde y entiendo que la ciudad tiró el reloj al carajo cuando, regresando a mi casa en la noche, descubro que en la iglesia del barrio está empezando la celebración de una boda.
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ARREGLOS
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ANGELES LIMEÑOS
En las playas del norte de Perú habíamos conocimos a dos chicas que fueron nuestras ángeles limeñas. La primera fue Catalina quien nos guió por el centro histórico, nos acompañó por los lugares bonitos de la ciudad y brindó atención, medicinas y curas al dedo de Massi el Extraterrestre (Cata es veterinaria). Su dulzura, su capacidad de soñar y de espíritu libre nos siguen acompañando a lo largo del recorrido peruano. La otra fue Marité - me encanta su nombre - mujer inteligente, generosa, entusiasta que también nos ha llevado a unos lugares panorámicos espectaculares de Lima y ha organizado para nosotros una cena de platos típicos peruanos junto con su novio Israel, deportista con el amor al surf. A ellas nuestros agradecimientos especiales!
OJO AL CIELO
Lima tiene el océano y con el océano hay una gran ventaja estética. Si te das una vuelta por estos lugares, una última recomendación: mucho cuidado con las ventanas de los rascacielos! Tienen la maña de caer en cima de los peatones...
Agradecimientos: bueno, ya están hechos! Marité y su compañero Israel, Cata, Sara y Jose. Un agradecimiento también a Franco, el odontólogo que salvó mi muela de una ortodoncia segura.
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