En mayo, cuando todavía la Cooperativa Banana andaba por los altiplanos centrales de México, en un lugar remoto, tuvimos una sorpresa acrobática.
Escondido entre las lomas del estado de Puebla, estaba el pueblo de Cuautinchán, donde se encuentra un antiguo convento franciscano, silencioso y místico, con el altar más antiguo de toda América Latina.
Sin embargo no era ese el tesoro que más nos sorprendió. En ese mismo pueblo conocimos Celestino y los Maromeros, un grupo de jóvenes que está rescatando una antigua tradición acrobática de los indígenas de México.
El Juego de la Maroma tiene una origen parecida al Juego de los Voladores de Papantla y es una antigua tradición que se iba perdiendo en muchas comunidades indígenas. Actualmente el grupo de los Maromeros de Cuautinchán está tratando de rescatarlo, bajo la guía de los más ancianos, que ya no pueden realizarlo pero sí puede compartir esta tradición a niños y jóvenes de la comunidad. En realidad se trata de un ritual simbólico complejo y de un nivel acrobático considerable.
Como Cooperativa Banana, con el apoyo de Rodará, pudimos dar un taller de presencia escénica y clown a los jóvenes, con el objetivo de fortalecer y complementar su presentación acrobática.
Deseamos a los Maromeros de Cuautinchán mucha suerte, que pueda revivir esta tradición y darla a conocer a lo ancho y lo largo de su país.
Escondido entre las lomas del estado de Puebla, estaba el pueblo de Cuautinchán, donde se encuentra un antiguo convento franciscano, silencioso y místico, con el altar más antiguo de toda América Latina.
Sin embargo no era ese el tesoro que más nos sorprendió. En ese mismo pueblo conocimos Celestino y los Maromeros, un grupo de jóvenes que está rescatando una antigua tradición acrobática de los indígenas de México.
El Juego de la Maroma tiene una origen parecida al Juego de los Voladores de Papantla y es una antigua tradición que se iba perdiendo en muchas comunidades indígenas. Actualmente el grupo de los Maromeros de Cuautinchán está tratando de rescatarlo, bajo la guía de los más ancianos, que ya no pueden realizarlo pero sí puede compartir esta tradición a niños y jóvenes de la comunidad. En realidad se trata de un ritual simbólico complejo y de un nivel acrobático considerable.
Como Cooperativa Banana, con el apoyo de Rodará, pudimos dar un taller de presencia escénica y clown a los jóvenes, con el objetivo de fortalecer y complementar su presentación acrobática.
Deseamos a los Maromeros de Cuautinchán mucha suerte, que pueda revivir esta tradición y darla a conocer a lo ancho y lo largo de su país.
El grupo de la Maroma de Cuautinchán (Puebla - México), un álbum en Flickr.
Presentación de fotos y música
muy bueno me salvaron para mi trabajo :v
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